Alan Woods: “No se puede hacer una revolución a medias”
18 de noviembre de 2009.-Alan Woods es uno de los pensadores marxistas de mayor reconocimiento en el mundo. Sus libros han sido traducidos a varios idiomas. Es un firme defensor de la Revolución Bolivariana. Visitante asiduo de nuestro país, en este viaje participará en el Congreso Extraordinario del PSUV y ofrecerá una serie de conferencias en varias ciudades del país.
En esta entrevista le propusimos abordar una serie de aspectos político-teóricos con el fin de que sirvan de disparadores de un debate que contribuya a profundizar el proceso revolucionario.
—¿Qué tipo de tareas revolucionarias hay que llevar adelante en Venezuela: democrático burguesas o socialistas?
—La única tarea democrático burguesa pendiente es la reforma agraria. Las tareas burguesas democráticas, en líneas generales, ya están cumplidas hace tiempo, y lo único que queda ahora es hacer una revolución social, y eso no se ha hecho en lo esencial.
—¿Qué falta por hacer?
—Hasta que no se lleve a cabo la expropiación de la tierra, de la banca y los puntos neurálgicos de la economía, no podemos hablar de una economía socialista planificada, sino de una economía caótica. Es caótica, porque por un lado no hay una economía planificada que pueda terminar con el desempleo y la inflación; y al mismo tiempo, porque no permite el funcionamiento del mercado. Entonces no tienes ni una cosa ni la otra, ni chicha ni limonada, sino un deterioro económico con consecuencias muy graves. Venezuela intenta hacer cambios, pero sigue sometida, como todos los países de América Latina, en el mercado capitalista internacional, y las consecuencias de esto son desempleo, inflación y caos.
—¿Quiénes son los aliados y los enemigos de la revolución?
—Esas fuerzas son bastante claras, se han visto protagonizando el 2002, el paro patronal de 2003, el referendo de 2004 y en cada momento durante estos 11 años. ¿Qué duda cabe? En primer lugar la clase trabajadora, cuyo poder se vio durante el paro petrolero, donde se toman las instalaciones, se instala el control obrero y se salva la revolución. También están el campesinado, la juventud, los pobres de la ciudad y del campo. Pero naturalmente esos sectores deben estar dirigidos por la clase trabajadora, que es la única clase que tiene el poder para hacer la revolución. No brilla una luz, no gira una rueda, no suena un teléfono sin el permiso de la clase obrera, eso es un enorme poder; el problema es que la clase obrera tiene el poder y no lo sabe. Pero alianzas con la burguesía no, esas no conducen a ningún sitio.
—¿Es posible derrotar a la burguesía en un proceso pacífico?
—Todos recordamos la consigna “todo el poder a los sóviets”, pero nadie conoce qué es lo que significa. Cuando Lenin lanza esa propuesta los sóviets eran dominados por los reformistas; entonces esa consigna era darle todo el poder a los reformistas, que no querían tomar el poder; lo que él quería era desenmascararlos y para ello planteaba consignas transicionales, como “pan, paz y trabajo”. Curiosamente, Lenin decía una y otra vez a los reformistas, “¿vais a tomar el poder?, si es así los apoyaremos. Entonces háganlo”, y lo podrían haber hecho de un modo pacífico, sin guerras, sin sangre. En la medida en que los reformistas se niegan a tomar el poder pacíficamente, entonces queda garantizada la guerra civil. Aquí, en abril de 2002, después del derrocamiento de la reacción, qué fuerza hubiese impedido la toma del poder por parte de la clase obrera. Con una sola palabra de Chávez ya todo estaría hecho, sin sangre, pacíficamente.
Lo que pasa es que si no tomamos el poder y si no hacemos lo que hay que hacer, las masas tarde o temprano se van a cansar.
Este proceso “desafía la ley de la gravedad”
“Como marxista debo señalar que este proceso ya ha durado más de 11 años y se podría decir que desafía la ley de la gravedad. Uno podría esperar que una situación así bien podría terminar con el triunfo de la clase obrera, o el triunfo de la contrarrevolución; eso siempre fue así.
Lamentablemente, a pesar de todos sus logros, después de todo este tiempo, a esta revolución le falta y los puntos neurálgicos del poder económico siguen en manos de la oligarquía. Si esto no se cambia, representa un grave peligro para la revolución y para la clase trabajadora. Lo mismo sucede en el Estado, que es un punto clave. ¿Qué duda cabe de que sigue en manos de la oligarquía, de la burguesía y con fuertes elementos contrarrevolucionarios? Yo diría que ninguno está a salvo.
Es la hora de sonar la alarma. Una de dos: o se termina esta revolución o cabe el riesgo de una involución.
Dicho en pocas palabras, no se puede hacer una revolución a medias
y, si lo haces, eso puede no durar”.
*Biografía miníma
> Alan Woods nació en Swansea, Gales, en 1944. Actualmente vive en Londres.
> Político trotskista, escritor y dirigente de la Corriente Marxista Internacional.
> Catedrático de filologías rusa y eslava en las universidades de Sussex (Reino Unido) y Sofía (Bulgaria).
> Es editor de la revista Socialist Appeal y de la página web marxist.com
> Ha publicado en castellano varios libros: Lenin y Trotsky, qué defendieron realmente; Razón y Revolución: filosofía marxista y ciencia moderna; Bolchevismo: el camino a la revolución; La revolución bolivariana, un análisis marxista.
> Su última obra es Reformismo o revolución, marxismo y socialismo del siglo XXI.
Sergio Bronstein/Ciudad CCS
Foto Fernando Campos/Ciudad CCS
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