Tras el cristal …

Mientras, la Patronal hace barra libre en recorte de poder adquisitivo de los trabajadores, cobrándose del miedo en que estos viven.

La generación a la que pertenezco vive entre el acomodo y el hastío, cual funambulista solo le separa un alambre de la tragedia , esperando inconscientemente a que alguien venga a arreglarnos la papeleta, como aquel niño que espera a que vengan sus padres a pagar la factura de un cristal que encima ni siquiera ha roto.

Un 3 de marzo de 1976 en Vitoria, la clase obrera decidió dar un golpe en la mesa, nos señalo el camino, y no debemos olvidar el alto precio que se pago por ello.

Solo espero que cuando decidamos nosotros elegir nuestro camino, no sea ya demasiado tarde y lo que es peor nos demos cuenta de que nadie vendrá a pagar el cristal que esta a punto de romperse.

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