Movilizaciones en Andalucía
Uno de los conflictos está siendo protagonizado por los trabajadores del astillero de Navantia en Puerto Real, que decidieron en asamblea cortar el tráfico en el puente José León de Carranza, uno de los accesos a la capital gaditana, con el consiguiente caos en el tráfico, así como la obstaculización de la entrada de los directivos al centro. La factoría de Puerto Real está sin carga de trabajo desde hace dos meses, en la de San Fernando queda muy poca faena y la de Cádiz sobrevive a duras penas con contratos puntuales. Ante las negociaciones de Navantia con la empresa Gestán para la construcción de proyectos relacionados con la energía eólica marina, se aleja la posibilidad de que las plantas gaditanas puedan seguir funcionando desarrollando esta energía.
Otro conflicto abierto es el protagonizado por los extrabajadores de Santana Motor en Linares (Jaén), con un calendario de movilizaciones que comenzó el lunes 28 con una cacerolada en la Tesorería de la Seguridad Social en Linares y el inicio de la marcha a pie que acabará el 6 de Junio en Sevilla frente a San Telmo para exigir a la Junta de Andalucía que cumpla el Plan Linares Futuro, compromiso adquirido con más de 800 trabajadores al cerrar la factoría, y que la Junta no está cumpliendo. Los trabajadores ya se pusieron en contacto con nuestro compañero Valderas, vicepresidente de la Junta de Andalucía, y están a la espera de su respuesta. Los gritos contra el gobierno regional deberían hacer reflexionar a nuestra dirección que participa en dicho gobierno.
También el Sindicato de Enfermería de Andalucía (SATSE) ha puesto en marcha un calendario de movilizaciones, paralela a la del resto de sindicatos del sector, para rechazar el plan de recortes anunciado por la Junta, con concentraciones en los centros. Recortes que se están haciendo sentir en los centros hospitalarios por la degradación de las condiciones de trabajo del personal sanitario, que se traslada lógicamente al empeoramiento en la asistencia a los enfermos. En la concentración que se desarrolló esta semana en Málaga, con 1500 asistentes, que sirvió para recuperar la unidad sindical perdida en años de todos los sindicatos, también se oyeron gritos continuados de “No al ajuste de Griñán y Valderas”.
Asimismo, el descontento y la movilización se extienden al ámbito de la educación donde los recortes, entre otras cosas se traducen en que Griñán, según fuentes de El País, admite que no podrá renovar la contratación a más de 4.000 interinos pese a tener prevista la incorporación de 8.300. Pero, no solo esto, sino que los despidos ya están teniendo lugar, como los 24 trabajadores despedidos hace dos semanas en la Universidad de Málaga. Ante todo esto, y tras una masiva asamblea con 1.000 asistentes en la universidad malagueña, se ha convocado una manifestación de la Universidad de Málaga para el próximo 7 de Junio de personal laboral, profesores y estudiantes.
Las trabajadoras y trabajadores de teleasistencia sanitaria, que en Málaga son más de 200, una empresa pública de la Junta, también están de movilizaciones antes los despidos que van a sufrir y la degradación de sus condiciones de trabajo.
También el plan de recortes de la Junta de Andalucía en materia de Sanidad supondrá unos 360 despidos, tan solo en el hospital Costa del Sol, en marbella, según denunció desde el sindicato SATSE.
Estos son solo algunos ejemplos de las movilizaciones que se están produciendo y que son un anuncio de las que vendrán en un futuro inmediato. Ante esto, desde IU debemos preguntarnos cual es el papel que está jugando nuestra organización en el Gobierno.
Nuestra organización no solo debe apoyar y solidarizarse con la lucha de todos los trabajadores, sino que debe ponerse al frente de ella en todos los sitios donde le sea posible y utilizar todas sus posiciones en las instituciones para convertirlas en el altavoz de sus reivindicaciones, y esto no lo está haciendo. Pero no es porque no tenga capacidad para ello. IU tiene un potencial enorme, contamos con un gran número de militantes honrados y luchadores que se han ganado el prestigio entre sus compañeros de trabajo y sus vecinos porque siempre han estado al frente de las luchas, los primeros.
Pero ahora nos encontramos con una situación difícil. ¿Cómo podemos explicar que el gobierno en el que participamos (que, por lo tanto, nos hace corresponsables de su política) es el que les aplica los recortes? Aquí no vale disimular ni tratar de justificar lo injustificable. Desde el momento en que aceptamos los ajustes, que… “consideran imprescindible la participación de las Comunidades Autónomas en el objetivo de déficit público impuesto por el gobierno de la Nación….” (página 8 del acuerdo de gobierno PSOE-IU), estamos perdiendo autoridad moral. No vale tratar de maquillar las cifras ni usar un doble lenguaje, los trabajadores ni son tontos ni se dejan manipular. Se basan en los HECHOS, no en promesas.
Estos recortes son solo el principio, lo peor viene de camino y eso, quien no lo vea entre nuestra dirección, con todos los datos que conocen, es porque no quiere.
No podemos ir a los trabajadores para convencerlos de que gracias a nosotros en vez de darles diez bofetadas les van a dar solo ocho. Esto ya no “cuela”. Es más, los golpes, si te los dan los tuyos, duelen más, el daño no es solo físico sino moral.
Por lo tanto, si queremos seguir siendo la fuerza transformadora, el referente ante los trabajadores, su instrumento para cambiar la sociedad, tenemos que hacer una elección clara y nítida: o estamos con los trabajadores cueste lo que cueste o estamos aplicándoles las políticas que nos marcan los poderes financieros y el gran capital. No hay término medio. Como decía Jesucristo, no se puede servir a dos señores. Nos jugamos demasiado.
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