Lenin solía decir que la política es economía concentrada. La piedra angular del materialismo histórico es que, en última instancia, la viabilidad de cualquier sistema socioeconómico depende de su capacidad de desarrollar los medios de producción. Marx ya lo explicó en la Introducción a la crítica de la economía política, donde explica la relación entre las fuerzas productivas y la «superestructura»: «En la producción social de su existencia, los hombres contraen determinadas relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales… el modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia» (Marx, Introducción a la crítica de la economía política. Miguel Castellote Editor. Madrid. 1976, pp. 64-65).